miércoles, 26 de febrero de 2014

La Crítica de la Razón Alienada de la Sociedad Industrial en Horkheimer, Adorno y Marcuse

Introducción: El Nazismo y la nueva sociedad industrial

Los tres autores de la primera generación de la Escuela de Frankfurt, tres judíos que exiliados por la dominación nazi, sufrieron los estragos de la abominación, y reflexionaron en torno a ella, no como una objetivación y absolutización del mismo, sino, que vieron al nazismo, simplemente como el producto de un proceso de superación por parte del mismo sistema económico moderno de  las contradicciones internas de las que, según Marx, serían las causas de su derrumbamiento. Es decir, como producto de la irracionalidad típica de la sociedad moderna industrializada. Y en este sentido, la Teoría Crítica viene a solventar el imperativo impuesto por la historia, de no volver a repetir una barbarie como la acaecida con el nazismo.

Esta sociedad moderna industrializada ha convertido al hombre en un ser aún más irracional, inconciente incluso de su alienación; o como dice Ureña: alienado de su propia alienación. Esto es, y en palabras de Adorno, que el gran mérito de la sociedad industrializada está justamente en hacer sentir al hombre como un ser feliz cuando en realidad no lo es.

Los tres autores han analizado estos nuevos aspectos de la sociedad industrializada, y se han detenido en el concepto de Razón, como culpable de la opresión e irracionalidad que la sociedad ejerce sobre sus miembros: Razón Instrumental, Razón Unidimensional y Razón Identificante.

La crítica de la Razón Instrumental (Horkheimer)

Horkheimer hace una distinción clara entre una razón objetiva y otra subjetiva; la primera hace relación a la praxis orientada a una configuración participativa o voluntaria de la vida personal o de la historia en general; y la segunda, es una razón instrumental que sólo le preocupa la resolución de problemas  técnicos, o de relaciones entre fines y medios.

Para Horkheimer, la sociedad industrializada ha convertido, a través de su desarrollo económico, la transformación de la razón objetiva en razón subjetiva o instrumental. A tal punto que la sociedad entera está orientada por este tipo de razón, identificándose cada uno con los intereses tecnicistas del sistema. Siendo, de este modo, una razón irracional, instrumento de ideología y opresora del hombre, en tanto es causa de alienación.

Es así que para Horkheimer, el único camino para la eliminación de esta alienación, es la toma de conciencia en los individuos, de ser ellos mismos los propulsores de su propia inconciencia; de que está en ellos el poder eliminar esta alienación.

La crítica de la Razón Identificante (Adorno)

La crítica que hace Adorno sobre la razón identificante, hace referencia a lo que decíamos antes sobre que la sociedad industrializada tiene el mérito de hacer sentir a los hombres la felicidad, sin serlos realmente. Esto es posible gracias a la identificación, que Adorno hace notar, entre el desarrollo del aparato técnico-económico de la sociedad, con el desarrollo humano de la libertad y la justicia.
Esto es, que el hombre no reflexiona sobre los problemas reales de la sociedad, no percibe el dolor y el sufrimiento, la injusticia y la deshumanización del sistema, justamente, porque su razón práctica se ha mellado –como dice Ureña- en una visión totalitaria del sistema técnico-económico, viendo en aquel el desarrollo de sí mismo.

La crítica de la Razón Unidimensional (Marcuse)

La crítica de Marcuse, se enmarca dentro de las de sus coetáneos. Critica a la razón unidimensional, en tanto no abarcaría una realidad práctica (moral). Es decir, que para Marcuse, el desarrollo cuantificado en la explicación de la naturaleza, mediante estructuras matemáticas de soporte científico, hacen cada vez más lejanas las relaciones entre Verdad y Bien, o entre Ciencia y Ética; creando de este modo una proyección de un mundo absolutizado en lo rentable, en lo calculable; haciendo de la técnica una cuestión meramente política, y por lo mismo: opresora, en tanto fundamento de esclavitud y forjadora de ideología. Es aquí donde se expresa mejor la tesis de Marcuse, en cuanto a que las fuerzas de producción ya no se relacionan del modo en que planteaba Marx, con las relaciones productivas, para engendrar en las condiciones de crisis del sistema económico, una ilustración política de los miembros de la sociedad, sino más bien, esta nueva forma de relacionarse la técnica con la política, va a convertirse en el principal justificativo de la opresión de unas clases sobre otras.
El camino a la constitución de una sociedad futura, está según Marcuse, en la concepción de una técnica que converja con el arte, es decir, en una revaloralización del aparato técnico bajo una nueva perspectiva de sensibilidad, en que la naturaleza ya deje su carácter de hostilidad. Pero todo esto, según Marcuse, no podrá pasar sino cuando el sistema capitalista se derrumbe, y para eso, pasará mucho tiempo; ya que, al igual que sus compañeros de la Escuela de Frankfurt, cree que esa nueva sociedad no será vislumbrada jamás por aquellos que lucharon por conformarla.

Conclusión: La Dialéctica de la Ilustración 

Así es como los autores francofurtenses convergen en sus pensamientos, para dar pie a una crítica radical de la razón de la sociedad moderna industrializada; razón alienante que ha despojado de toda consideración moral en el nuevo sistema técnico científico.
La Teoría Crítica pretende de este modo revindicar el papel emancipativo de la razón práctica, como modeladora de vida, como regidora de la voluntad para ayudar a los hombres a determinar el sentido de sus vidas, y de cómo han de querer vivirla.

La Dialéctica de la Ilustración, obra conjunta de Horkheimer y Adorno, sintetiza muy bien la idea de razón instrumental y razón identificante, explicando cómo la nueva sociedad iba desmitologizando la realidad, fue despojando de las conciencias la idea de una divinidad externa al hombre, y a cambio entregaba una cosificación del espíritu, haciéndolo esclavo del sistema económico y tecnológico.

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