Introducción: El Nazismo y la nueva sociedad industrial
Los tres autores de la primera generación de la Escuela de
Frankfurt, tres judíos que exiliados por la dominación nazi, sufrieron los
estragos de la abominación, y reflexionaron en torno a ella, no como una
objetivación y absolutización del mismo, sino, que vieron al nazismo,
simplemente como el producto de un proceso de superación por parte del mismo
sistema económico moderno de las
contradicciones internas de las que, según Marx, serían las causas de su
derrumbamiento. Es decir, como producto de la irracionalidad típica de la
sociedad moderna industrializada. Y en este sentido, la Teoría Crítica viene a
solventar el imperativo impuesto por la historia, de no volver a repetir una
barbarie como la acaecida con el nazismo.
Esta sociedad moderna industrializada ha convertido al hombre en un ser aún más irracional, inconciente incluso de su alienación; o como dice Ureña: alienado de su propia alienación. Esto es, y en palabras de Adorno, que el gran mérito de la sociedad industrializada está justamente en hacer sentir al hombre como un ser feliz cuando en realidad no lo es.
Los tres autores han analizado estos nuevos aspectos de la
sociedad industrializada, y se han detenido en el concepto de Razón, como
culpable de la opresión e irracionalidad que la sociedad ejerce sobre sus
miembros: Razón Instrumental, Razón Unidimensional y Razón Identificante.
La crítica de la Razón Instrumental (Horkheimer)
Horkheimer hace una distinción clara entre una razón
objetiva y otra subjetiva; la primera hace relación a la praxis orientada a una
configuración participativa o voluntaria de la vida personal o de la historia
en general; y la segunda, es una razón instrumental que sólo le preocupa la
resolución de problemas técnicos, o de
relaciones entre fines y medios.
Para Horkheimer, la sociedad industrializada ha convertido,
a través de su desarrollo económico, la transformación de la razón objetiva en
razón subjetiva o instrumental. A tal punto que la sociedad entera está
orientada por este tipo de razón, identificándose cada uno con los intereses
tecnicistas del sistema. Siendo, de este modo, una razón irracional,
instrumento de ideología y opresora del hombre, en tanto es causa de
alienación.
Es así que para Horkheimer, el único camino para la
eliminación de esta alienación, es la toma de conciencia en los individuos, de
ser ellos mismos los propulsores de su propia inconciencia; de que está en
ellos el poder eliminar esta alienación.
La crítica de la Razón Identificante (Adorno)
La crítica que hace Adorno sobre la razón identificante,
hace referencia a lo que decíamos antes sobre que la sociedad industrializada
tiene el mérito de hacer sentir a los hombres la felicidad, sin serlos
realmente. Esto es posible gracias a la identificación, que Adorno hace notar,
entre el desarrollo del aparato técnico-económico de la sociedad, con el
desarrollo humano de la libertad y la justicia.
Esto es, que el hombre no reflexiona sobre los problemas
reales de la sociedad, no percibe el dolor y el sufrimiento, la injusticia y la
deshumanización del sistema, justamente, porque su razón práctica se ha mellado
–como dice Ureña- en una visión totalitaria del sistema técnico-económico, viendo
en aquel el desarrollo de sí mismo.
La crítica de la Razón Unidimensional (Marcuse)
La crítica de Marcuse, se enmarca dentro de las de sus
coetáneos. Critica a la razón unidimensional, en tanto no abarcaría una
realidad práctica (moral). Es decir, que para Marcuse, el desarrollo
cuantificado en la explicación de la naturaleza, mediante estructuras
matemáticas de soporte científico, hacen cada vez más lejanas las relaciones
entre Verdad y Bien, o entre Ciencia y Ética; creando de este modo una proyección
de un mundo absolutizado en lo rentable, en lo calculable; haciendo de la
técnica una cuestión meramente política, y por lo mismo: opresora, en tanto
fundamento de esclavitud y forjadora de ideología. Es aquí donde se expresa
mejor la tesis de Marcuse, en cuanto a que las fuerzas de producción ya no se
relacionan del modo en que planteaba Marx, con las relaciones productivas, para
engendrar en las condiciones de crisis del sistema económico, una ilustración
política de los miembros de la sociedad, sino más bien, esta nueva forma de
relacionarse la técnica con la política, va a convertirse en el principal
justificativo de la opresión de unas clases sobre otras.
El camino a la constitución de una sociedad futura, está
según Marcuse, en la concepción de una técnica que converja con el arte, es
decir, en una revaloralización del aparato técnico bajo una nueva perspectiva
de sensibilidad, en que la naturaleza ya deje su carácter de hostilidad. Pero
todo esto, según Marcuse, no podrá pasar sino cuando el sistema capitalista se
derrumbe, y para eso, pasará mucho tiempo; ya que, al igual que sus compañeros
de la Escuela de Frankfurt, cree que esa nueva sociedad no será vislumbrada
jamás por aquellos que lucharon por conformarla.
Conclusión: La Dialéctica de la Ilustración
Así es como los autores francofurtenses convergen en sus
pensamientos, para dar pie a una crítica radical de la razón de la sociedad
moderna industrializada; razón alienante que ha despojado de toda consideración
moral en el nuevo sistema técnico científico.
La Teoría Crítica pretende de este modo revindicar el papel
emancipativo de la razón práctica, como modeladora de vida, como regidora de la
voluntad para ayudar a los hombres a determinar el sentido de sus vidas, y de
cómo han de querer vivirla.
La Dialéctica de la Ilustración, obra conjunta de Horkheimer
y Adorno, sintetiza muy bien la idea de razón instrumental y razón
identificante, explicando cómo la nueva sociedad iba desmitologizando la
realidad, fue despojando de las conciencias la idea de una divinidad externa al
hombre, y a cambio entregaba una cosificación del espíritu, haciéndolo esclavo
del sistema económico y tecnológico.
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