Ésta teoría crítica transformadora del orden social que
busca un mayor grado de humanización “antropogénesis” se fundamenta en el concepto
hegeliano de razón. Es decir, la Teoría Crítica asume como propia la distinción
entre razón y entendimiento, y entiende que la razón lleva las determinaciones
conceptuales finitas del entendimiento hacia su auténtica verdad en una unidad
superior, que para la Teoría Crítica es la reflexión filosófica o racional. Con
la razón pensamos, con el entendimiento conocemos.
En el pensamiento habermasiano esta distinción puede ser comprendida
dentro de una racionalidad procedimental a partir de la cual el conocimiento
humano no opera según presupuestos jerárquicos-metafísicos (teoría tradicional)
sino pragmático-procedimentales (teoría crítica) dentro de las comunidades
científicas y de los mundos socio-culturales de vida. Esto significa que todo modo
de conocer es interesado y, que sólo conocemos por el interés. Esto lo trabaja
Habermas a partir de una teoría de los intereses rectores del conocimiento, que
son en su terminología “el interés cognitivo-práctico y el interés cognitivo-técnico
que tienen sus bases en estructuras de acción y experiencias profundas, vinculadas
a sistemas sociales y el interés cognitivo-emancipatorio que posee un estatuto
derivado y asegura la conexión del saber teórico con la práctica vivida”.
Se concluye así que la Teoría Crítica es una teoría que al
mismo tiempo que aspira a una comprensión de la situación histórico-cultural de
la sociedad, aspira, también a convertirse en su fuerza transformadora en medio
de las luchas y las contradicciones sociales. Veamos esto de una manera más descriptiva.
Pero, primero veamos una lectura particular de Habermas elaborada por el
profesor Carlos Vasco.
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